miércoles, 30 de marzo de 2011

JOHN REED

BIOGRAFIA DE JOHN REED

(Portland, 1887-Moscú, 1920) Periodista estadounidense. Célebre por sus crónicas sobre las revoluciones mexicana y rusa, participó en la fundación del Partido Comunista de EE UU. Acusado de espionaje, tuvo que huir a la URSS (1919).

Terminados sus estudios en Hardvard y habiendo obtenido su grado universitario, John Reed se lanzó al amplio mundo, y en un período de tiempo increíblemente breve lo conquistó, gracias a su amor a la vida, a su entusiasmo y su pluma. Siendo todavía estudiante había colaborado en un periódico satírico titulado Latroon (El Burlón), haciendo gala de un estilo ingenioso y brillante. De su pluma brotó ahora un torrente de poemas, de relatos, de dramas. Los editores lo asaltaban con proposiciones, las revistas ilustradas le ofrecían sumas casi fabulosas, los grandes diarios le pedían crónicas sobre los acontecimientos más importantes de la vida en el extranjero.
Estalla la guerra imperialista. Donde se encontraba John Reed. Por haber denunciado la traición de los funcionarios zaristas y recogido documentos que demostraban su participación en la organización de las matanzas antisemitas fue detenido por los esbirros en unión del célebre pintor Bordman Robinson. Pero, como de costumbre, valiéndose de una hábil intriga, de un azar afortunado o de un astuto subterfugio, logró escapar de sus garras y lanzarse riendo a la nueva aventura. Regresó de Paterson para montar en la sala más capaz de Nueva York, en Madison Square Garden, una grandiosa representación dramática titulada "La batairífclel proletariado de Paterson contra el capital".
Por dondequiera que pasaba iba recogiendo documentos.En aquellos días, los carteles aparecían en tal profusión y con tal rapidez, que los fijadores tropezaban con dificultades para encontrar sitio donde pegarlos en las paredes. Los carteles de los kadetes, de los socialrevolucionarios, los mencheviques, los socialrevolucionariós de izquierda y los bolcheviques, eran pegados unos encima de otros, en capas tan espesas, que un día Reed desprendió dieciséis sobrepuestos.

Fundó una revista. Se incorporó a la redacción de la revista socialista The Revolutionary Age ("La Edad Revolucionaria") y después a la del Communist. Escribió artículo tras artículo para el Liberator, recorrió el país, participó en conferencias, atiborrando de datos a cuantos le escuchaban, contagiándoles su pasión combativa, su ardor revolucionario. Por último, organizó con su grupo,el Partido Obrero Comunista, lo mismo que diez años antes había organizado un club socialista en el propio corazón de la Universidad de Harvard.
Pertrechado con nuevos conocimientos de la teoría revolucionaria, John Reed emprendió un viaje clandestino rumbo a Nueva York. Denunciado por un marinero, lo obligaron a desembarcar y fue recluido en la celda de una cárcel de Finlandia. Desde allí logró llegar de nuevo a Rusia, escribió en las páginas de la Internacional Comunista, reunió documentos para un nuevo libro. Pero habiendo contraído el tifus (probablemente en el Cáucaso) y agotado por el exceso de trabajo, la enfermedad lo abatió, y murió el domingo 17 de octubre de 1920.
Sobre su nicho se ha colocado una piedra sepulcral a tono con su carácter, una piedra de granito sin pulir en la que aparecen grabadas estas palabras:

JOHN REED
DELEGADO A LA TERCERA INTERNACIONAL
1920

PELICULA MAS FAMOSA:

-Bandera Roja:Rojos


La película ganó el Premio Oscar en las categorías de:
Mejor director: Warren Beatty
Mejor actriz de reparto: Maureen Stapleton
Mejor fotografía: Vittorio Storaro

La película fue candidata a los Premios Óscar en las categorías de:
Mejor película
Mejor actor: Warren Beatty
Mejor actor de reparto: Jack Nicholson
Mejor actriz: Diane Keaton
Mejor guión original
Mejor dirección artística
Mejor vestuario
Mejor montaje
Mejor sonido

John Reed. Biografía

John Silas Reed nació en la ciudad de Portland en el estado norteamericano de Oregon en 1887. Se graduó de la Universidad de Harvard en 1910 y prontamente inició su carrera como periodista para una publicación Socialista. Organizador para la agrupación sindicalista International Workers of the World (IWW) durante la Depresión, y luego en el Partido Socialista de los EEUU, Reed rápidamente se volvió un heroe entre intelectuales radicales en los Estados Unidos.

Destacado a Europa como corresponsal sobre la I Guerra Mundial para la revista Metropolitan, Reed viaja a Rusia en 1917 donde presencia la Revolución de Octubre y reune el material que luego convertiría en su obra maestra, el libro Diez días que estremecieron al mundo. Al volver a los EEUU es expulsado del Partido Socialista por sus ideas radicales y participa en la fundación del Communist Labor Party. Cuando el gobierno ordena sus captura por ser comunista, Reed escapa a Rusia en 1919, donde busca el reconocimiento oficial de su partido por la Comintern, y participa en el famoso Congreso de los Pueblos de Oriente en Bakú.

En 1920 fallece de tifus en Rusia y es enterrado junto al Kremlin en la Plaza Roja de Moscú como heroe de la Revolución.

La película que se hizo respecto a su vida fue: ROJOS que narra la primera época del Partido Comunista de Estados Unidos y la Revolución Rusa. Nominada a 12 Oscar y que ganó un Óscar a la mejor dirección y el aplauso de la crítica.

BIOGRAFIA JOHN REED

John Reed

Periodista y dirigente obrero estadounidense .

Nació el 22 de octubre de 1887 en Portland, Oregón (Estados Unidos). Cursó estudios en la Universidad de Harvard. En 1911 viajó a México como corresponsal de guerra del Metropolitan Magazine, donde sus entrevistas y reportajes sobre la Revolución tuvieron un gran éxito. Dos años después trabaja para el periódico radical The Masses. Acompañó a Francisco Villa en sus ataques por el norte de México, convivió con los soldados y conoció a Venustiano Carranza, presidente de este país. Todas sus impresiones sobre la Revolución Mexicana las recogió en un libro titulado Mexico insurgente (publicado en México en 1954). Además escribió sobre las huelgas de los mineros de Colorado (Estados Unidos) en 1914 y cuando estalló la I Guerra Mundial, volvió a trabajar como corresponsal de guerra. En 1916 escribe La guerra en el este de Europa. Durante su visita a Rusia, se hizo amigo de Lenin y presenció la toma del poder por parte de los bolcheviques en Petrogrado (hoy San Petersburgo) en 1917. Su obra más famosa es Ten days that shook the world (Diez días que estremecieron al mundo, 1919), relato sobre la Revolución bolchevique. A su regreso a Estados Unidos, junto con otros miembros, fue expulsado del Congreso Socialista Nacional de agosto de 1919. El grupo disidente formó el Partido Comunista de Estados Unidos. Acusado de espionaje, escapó a la Unión Soviética, donde murió el 17 de octubre de 1920 y fue enterrado en el Kremlin, junto con otros líderes bolcheviques.

Jhon Reed

Es un poeta-aventurero cuya corta vida como escritor y activista revolucionario lo convirtieron en el héroe de una generación de intelectuales radicales. Miembro de una familia burguesa de Portlan, se graduó en Harvard en 1910 y comenzó a escribir para un periódico socialista, las masas,en 1913. En 1914 cubrió la lucha revolucionaria en México. Con frecuencia detenido por organizar y defender los ataques, que rápidamente se estableció líder radical y ayudó a formar el Partido Comunista en los Estados Unidos.Acusado de espionaje, Reed escapó a la Unión Soviética, donde murió atacado por el tifus y fue enterrado en el Kremlin con otros líderes bolcheviques. "Rojos" es una película co-escrita, dirigida y protagonizada por Warren Beatty. Se centra en la vida y carrera de john Reed, basada en su libro " Diez días que estremecieron al mundo", cuya película estuvo dominada a doce oscar, pero ganó tres: 1. Mejor actriz-Maureen Stapleton 2.Mejor fotografía-Vittorio Storaro 3.Mejor director-Warren Beatty

lunes, 28 de marzo de 2011

Unidad 9. LA CRISIS DEL PERIODO DE ENTREGUERRAS. EL CRACK DE 1929.

INTRODUCCIÓN. Tras la Guerra Mundial se crearon las bases de una nueva organización llamada a regular el orden internacional, la Sociedad de Naciones (SDN), inspirada en el último de los 14 puntos de Wilson y cuyo objetivo era garantizar la paz y fomentar la cooperación internacional. La sede se fijó en Ginebra y su composición estuvo integrada por varios organismos: la Asamblea General, de la que formaban parte los países miembros; el Consejo, formado por los cinco países vencedores como miembros permanentes (Estados Unidos, luego sustituido por China, Inglaterra, Francia, Italia y Japón) y otros cuatro elegidos anualmente por la Asamblea; el Secretariado, permanente que prepara los trabajos de la Sociedad, y otros organismos como el Tribunal Internacional de Justicia, con sede –hasta hoy- en La Haya, la Organización Internacional del Trabajo y el Alto Comisionado para los Refugiados. A pesar de las buenas intenciones, la SDN fue desde el principio una organización débil. Sus fundadores fueron las naciones vencedoras, los vencidos estaban excluidos y la URSS marginada. Además, Estados Unidos no formó parte de ella a pesar de los esfuerzos de Wilson, pues el Senado norteamericano rechazó la ratificación del Tratado de Versalles donde se proponía el pacto de constitución de la Sociedad. El hecho de que la primera potencia mundial no formase parte del organismo internacional, preludiaba una problemática evolución histórica. LAS RELACIONES INTERNACIONALES TRAS EL CONFLICTO. Periodo de tensiones derivadas de la aplicación de los tratados de paz y de la especial conflictividad de posguerra (1920-24). Los tratados de París y el nuevo mapa de Europa no generaron una paz estable y duradera, por el contrario quedaban por resolver el problema de las nacionalidades, derivado de la disolución del Imperio austrohungaro (Pequeña Entente, formada por Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía, con Francia, para hacer frente al revisionismo húngaro) y el de las nuevas fronteras polacas (a Polonia se habían incorporado la Alta Silesia, territorio en el que vivían 1,5 millones de alemanes, y el “corredor de Dantzig”, y Rusia rechazaba las resoluciones del Tratado de Riga de 1921), además de las reivindicaciones italianas (sobre Istria y Dalmacia). El punto culminante de estas tensiones fue la Cuestión del Ruhr, vinculada al pago de las reparaciones de guerra. Alemania alegó que las cargas impuestas eran insostenibles, opinión que coincidía con la de norteamericanos y británicos, y fue defendida en el plano teórico por Keynes. Francia, la mayor beneficiaria, exigía que se cumpliese con lo pactado y amenazó con ocupar la zona desmilitarizada del Ruhr como medida de garantía. La conferencia de Cannes de 1922 trató de resolver el problema. Por entonces, la crisis monetaria del gobierno alemán obligó a un retraso de los pagos; en 1923, ante la hiperinflación, los suspendió. Tropas francobelgas ocuparon entonces el Ruhr a pesar de la oposición británica. Frente a la resistencia pasiva de los obreros alemanes (huelgas, sabotajes...) Francia expulsó a cerca de 200.000 y los remplazó por franceses, lo que acentuó la crisis y desató un fuerte sentimiento nacionalista. En 1924, la mediación norteamericana e inglesa logró que Francia aceptase el Plan Dawes, que permitía a Alemania pagar las reparaciones hasta 1929, cuando a raíz de la crisis se regularon definitivamente por el Plan Young, que haría aún más llevadera la carga a Alemania. Establecimiento de un nuevo orden internacional: El espíritu de Locarno (1925-1929). El clima de conciliación y entendimiento que se había iniciado años antes a partir de distintos gestos: Conferencia de Génova (1922), subida de Stressemann al poder en la República de Weimar (1923), firma del Plan Dawes (1924), culminan en la Conferencia de Locarno, de 1925. La misma reunió a los principales dirigentes europeos: Briand (Francia), Chamberlain (Inglaterra), Stressemann (Alemania) Vandervelde (Bélgica) y Mussolini (Italia), quienes se encargaron de fijar las fronteras de Francia y Bélgica con Alemania, y de obtener el compromiso de renunciar a la guerra para modificarlas y aceptar el arbitraje de la SDN. A iniciativa de Briand, Alemania fue admitida en la Sociedad de Naciones como miembro permanente del Consejo desde 1926. Este clima de distensión, conocido también como espíritu de Ginebra, permitió la firma en 1928 del Pacto Briand-Kellog (entre el ministro francés y el Secretario de Estado norteamericano), por el que se renunciaba expresamente al uso de la guerra y se llegaba al compromiso de resolver las diferencias mediante el arbitraje de la SDN. Fue suscrito por sesenta y tres países, incluidos Alemania y la URSS. Briand acarició entonces la idea de una federación europea, expuesta en un discurso ante la Asamblea de la SDN en Ginebra en 1929, pero el problema de los desarmes y el resurgir de los nacionalismos la harían fracasar. LA CRISIS ECONÓMICA. EL CRACK DEL 29. La crisis económica que tiene lugar a partir del crack financiero del 1929 reviste caracteres distintos de cualquier otra anterior. Hasta entonces la teoría económica sostenía la casi inevitabilidad de fases depresivas periódicas. Sin embargo, esta no fue una crisis cíclica más; ahora, la I Guerra Mundial y sus repercusiones borraron las similitudes con ejemplos anteriores. En realidad, estamos ante un trastorno general del funcionamiento del capitalismo que producirá efectos de todo tipo y en todo el mundo, y que exigirá, por ello, tentativas profundas para transformar el capitalismo. La situación económica tras la guerra. Junto a la crisis política, el final de la guerra supuso también un periodo de gran inestabilidad económica. A periodos de recesión suceden otros de recuperación en un contexto general de anarquía monetaria y financiera que resumimos en cuatro etapas: a) Herencia de posguerra. Al término del conflicto, los países beligerantes se encuentran en una terrible situación económica: pérdidas humanas, costes materiales y en infraestructuras, deudas financieras, etc. En contrapartida, los que no han participado en la contienda aumentan su producción para satisfacer los mercados de aquellos. Estados Unidos se convierte en el principal prestamista para la reconstrucción europea. b) Entre 1919-1920 asistimos a un breve boom económico, consecuencia del aumento de consumo producido en los períodos de paz. Este consumo estuvo facilitado por el aporte del capital estadounidense y de productos extraeuropeos. c) En 1921 se produce una crisis de reconversión. Tras un periodo de gran consumo decae la demanda. Los países acreedores (EEUU, Reino Unido, Japón) reducen su aporte de capital hacia los deudores y éstos (Francia, Alemania) no pueden hacer frente al pago de las importaciones. Los primeros adoptan una política deflacionista para dar salida a sus productos, los segundos una política inflacionista para poder competir en el mercado internacional. d) A partir de 1922 asistimos a un periodo de recuperación económica debido fundamentalmente a dos hechos: la Conferencia de Génova (1922), que suponía una estabilización monetaria a través de la adopción del patrón-oro flexible, y el Plan Dawes (1924), que facilitaba los créditos a Alemania para el pago de las deudas de guerra. La prosperidad económica durante el segundo lustro de los veinte, esencialmente estadounidense, estaba centrada en el desarrollo de nuevas industrias (automóvil...) y fuentes de energía (petroleo...), nuevos métodos de producción y organización del trabajo (taylorismo), y la concentración financiera e industrial. Pero este crecimiento era más ficticio que real, pues encerraba serios desequilibrios y problemas: una crisis permanente de la agricultura, una crisis de la industria tradicional, la pérdida de poder adquisitivo y dificultades para el comercio internacional. En definitiva, nos encontramos ante la enorme contradicción de una industria de producción cada vez más especializada y una sociedad incapaz de absorberla. Se trata, para Nogaró, de una crisis de superproducción o, si se quiere, de una crisis de subconsumo, según Neré, que constituye el germen de la Gran Depresión de 1929. El crack del 29 y la Gran Depresión. La expansión económica norteamericana, la situación de privilegio que alcanza a nivel mundial y la elevación del nivel de vida introdujo a este país en unos años de euforia, conocidos como el periodo de la prosperidad. Sin embargo, a finales de 1929 los Estados Unidos se hallaban inmersos en una nueva fase de crisis económica. Su origen se sitúa generalmente en el hundimiento de la bolsa de Nueva York, aunque actualmente se critica la excesiva importancia que se ha dado a este acontecimiento y se resalta la concurrencia de otros factores. Entre ellos se recuerda la caída de precios de los productos primarios durante los años precedentes o la importancia de los desequilibrios comentados con anterioridad. Crisis bursátil y depresión en Estados Unidos. La crisis bursátil tiene sus orígenes en la euforia especulativa de los años anteriores. El rápido aumento de los valores favoreció la inversión en bolsa con el fin de conseguir dinero fácil. Desde 1927 y a pesar de que la prosperidad de muchas empresas empieza a declinar, los beneficios se usaban para especular en bolsa, lo que permitió un signo alcista que no se correspondía con la marcha de la economía norteamericana. En la primavera de 1929 se produjo un cambio de tendencia y la venta de las primeras acciones. Las autoridades monetarias elevaron el interés del dinero para frenarla, lo que atrajo a más capitales norteamericanos invertidos en Europa y aumentó la especulación. En octubre se produjo la baja de los precios de la industria metalúrgica y, en consecuencia, de los beneficios, en especial en el sector automovilístico; a mediados de mes surgió una tendencia generalizada a la venta. Repentinamente, estalló la crisis el 24 de octubre. Ese “jueves negro” se pusieron a la venta 12 millones de acciones en Wall Street con una demanda nula. El día 29 (martes negro), lo hicieron 16 millones. A pesar de la intervención de la banca Morgan, la bolsa se hundió. El desastre bursátil provocó una grave crisis financiera y económica en Estados Unidos que destruyó el mecanismo del crédito y la inversión, y causó la quiebra de empresas y bancos. Se produjo una restricción del consumo y en consecuencia la acumulación de stocks y el descenso de los precios. Finalmente, aumentó el paro hasta límites desconocidos. En 1932, cerca del 25% de la población activa estaba desempleada. La crisis, pues, adquirió terribles dimensiones sociales y políticas. La pobreza general despertaba fuertes críticas contra un sistema económico incapaz de evitar el paso de la prosperidad a la miseria de manera inmediata. Además, la administración americana y el presidente Hoover no aceptaron la gravedad de los acontecimientos y cuando lo hicieron las medidas adoptadas fueron contraproducentes. Para animar el sector agrario prometieron que el estado compraría los excedentes; ello incentivó la inversión y al aumentar la producción bajaron los precios con lo que el sector acabaría hundiéndose. Hoover perdió las elecciones en 1932. La propagación de la crisis. La estrecha relación económica y financiera de los Estados Unidos con el resto del mundo y la ausencia de mecanismos de cooperación internacional favorecieron la rápida extensión de la crisis. Estados Unidos era el primer productor mundial, el más importante mercado y, sobre todo, el centro financiero mundial. El masivo reflujo de capitales invertidos, especialmente en Europa, y la adopción de medidas proteccionistas en todos los países provocó de forma inmediata la caída del comercio mundial. La crisis afectó de manera inmediata a las naciones más dependientes de Norteamérica, como Japón y América Latina. En 1931, llegó a Europa. Los países más afectados fueron Alemania y Austria. En marzo de 1931 el principal banco austriaco, el Kredit Anstalt, suspende pagos y su quiebra arrastra a bancos húngaros y alemanes. Alemania no pudo entonces asumir el gasto de las reparaciones de guerra; con ellas satisfacía sus débitos con Francia e Inglaterra que, a su vez, los utilizaban para pagar a Estados Unidos, cerrando así un círculo crítico. Este excepcional hundimiento financiero e industrial del sistema capitalista causó una masiva destrucción de empleos. En 1932 había más de 30 millones de parados en los países industriales, principalmente asalariados. Un sentimiento de injusticia invadió occidente agudizando la conflictividad social. Al tiempo, se produjo una reacción conducente al nacionalismo económico: se reforzó el proteccionismo comercial y financiero, y se tendió a la formación de bloques económicos en torno a países con patrones diferentes (dólar, libra, oro...) La soluciones a la crisis. Los primeros remedios que adoptaron casi todos los países fueron los tradicionales de una política deflacionista: restricción del gasto público, del crédito, de las importaciones y defensa de la moneda contra la devaluación. Pero estas prácticas tuvieron el efecto de agravar aún más la recesión y el paro. El fracaso de esta política económica abrió el paso a otro tipo de soluciones en las que se impuso la intervención del Estado. En este marco intervencionista se sitúa la obra del economista británico J.M. Keynes (Teoría general del empleo, del interés y del dinero, 1936). Según él, el Estado debe estimular la inversión y la demanda mediante el aumento de los gastos públicos y del déficit presupuestario controlado. Las teorías keynesianas contrastan con las de la economía clásica, al tratar de demostrar que lo importante no es tanto la producción y el ahorro, como la inversión y el consumo. Sus teorías proporcionan la justificación a las políticas intervencionistas, que fueron distintas en cada país tanto en su aplicación como en sus resultados.

jueves, 3 de marzo de 2011

UNIDAD 8. LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA FORMACIÓN DE LA URSS.

El proceso revolucionario ruso es uno de los hitos históricos más importantes del siglo XX; implicó convertir en realidad un nuevo modo de organizar la sociedad a partir de los principios del socialismo que, hasta entonces, no habían pasado de lo puramente teórico. Además, el nuevo modelo adquiría dimensiones más significativas en un mundo acuciado por una crisis aguda de los sistemas liberales tras la Gran Guerra y se erigió en un posible camino de transformación económica para pueblos en vía de desarrollo, con la consiguiente repercusión en los procesos de descolonización iniciados tras la II Guerra Mundial.

RUSIA A COMIENZOS DEL SIGLO XX.

A mediados del siglo XIX la realidad histórica rusa era sumamente compleja y heterogénea, al confluir en ella una serie de rasgos de procedencia feudal y capitalista. El imperio de los zares se había enfrentado con los países occidentales en la guerra de Crimea (1853-56) y su derrota fue un claro índice del atraso general del país. De ahí que las fuerzas sociales dominantes se plantearan la necesidad de modernizar Rusia sin cambios drásticos, a través de una serie de medidas. La primera pasaba por la emancipación de los siervos (1861), más de 20 millones, intentando así liberalizar la mano de obra; la segunda, resultaba de conseguir el desarrollo de la actividad industrial en torno al textil y los ferrocarriles.
Las reformas económicas no se tradujeron, como vemos, en cambios políticos. El sistema ruso continuó siendo una autocracia cuyos pilares eran la nobleza, la burocracia, el ejército, la policía secreta y la Iglesia ortodoxa, y tan solo estaba alterada por ligeras tentativas de representatividad como la constitución de los Zemstvo (asambleas de distrito, por sufragio censitario) en 1864, y de las dumas municipales, en 1870.
En esta situación, y desde mediados del siglo XIX, se había ido constituyendo una oposición política centrada en varios grupos con diferentes intereses:

a) Los populistas. Con figuras como Bakunin o Herzen, advertían que el desarrollo del capitalismo no era viable en Rusia por el elevado número de campesino. Proponían, por tanto, una revolución de base agraria a partir de las mir (comunidades rurales).
b) Los marxistas. Escindidos del populismo y liderados por Plejanov, evidencian la necesidad de alcanzar un estadio capitalista que permita la transformación de la sociedad, a partir de la burguesía y el proletariado industrial. A fines del XIX, la organización evoluciona hasta convertirse en el Partido Socialista Revolucionario (PSR, eseritas), que desempeñará un importante papel en los procesos revolucionarios de 1905 y 1917. Pronto surgirán discrepancias entre quienes, como Lenin, discrepan de la inevitabilidad de una fase revolucionaria democrático-burguesa y proponen aunar los intereses de campesinos y obreros, o los que, como Trotski, otorgan preponderancia al obrero en el proceso revolucionario. En 1898, el grupo leninista fomenta la organización de la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera”, embrión del Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSRD), en cuyo segundo congreso (1903) se produce la escisión en dos tendencias, en relación con la organización del partido:
. Los mencheviques. Intentaban organizar un partido de masas, similar a los existentes en Europa Occidental; y en su planteamiento estratégico acabaron considerando que la revolución socialista sería el resultado final de un largo periodo de desarrollo económico, durante el cual la clase obrera se convertiría en mayoritaria.
. Los bolcheviques. Mayoritarios. Defendían una organización reducida y estructurada por “revolucionarios profesionales” que dirigieran los movimientos de las masas populares. Insistían en que, dada la fragilidad de la burguesía, debían ser los obreros, aliados del campesinado, quienes llevasen a cabo la revolución desde el inicio.
c) Los liberales. De menor importancia. Son de tendencia burguesa y se limitan a pedir respeto a los derechos del hombre, un régimen constitucional y algunas reformas sociales. En 1905, esta postura se concreta en la fundación del partido Constitucional-Demócrata (KD, Kadetes).

2. LAS REVOLUCIONES.

3.1. EL ENSAYO REVOLUCIONARIO: 1905.

Desde los inicios del siglo, las principales organizaciones políticas se iban forjando en las luchas sociales. Un hecho decisivo va a precipitar los acontecimientos: la guerra ruso-japonesa. El 22 de enero de 1905 se producen las primeras manifestaciones, que son reprimidas duramente. La represión dio lugar a un sucesión de huelgas generalizada, a la sublevación de algunas unidades de la marina (Potemkin), insurrecciones armadas y la constitución de un órgano revolucionario llamado a tener una gran repercusión: el soviet de San Petersburgo. La reacción del zar llegó meses más tarde en forma de tímidas reformas incluidas en el Manifiesto de Octubre y concretadas en la institución de una Duma nacional, elegida por sufragio censitario, y la liberalización de los campesinos respecto a los Mir.
En el POSDR, la revolución de 1905 terminó por acentuar las diferencias entre mencheviques y bolcheviques. Los primeros reafirman la necesidad de una fase democrático-burguesa en la que los soviets se constituirían en el elemento esencial de control y preparación del socialismo. Los bolcheviques, por el contrario, renegaban del liberalismo ruso contemplando sólo como posibles aliados del proletariado a los campesinos; los soviets no deberían asumir tareas de control, sino que serían los embriones de la dictadura del proletariado, dejando la organización revolucionaria al partido.
En lo que se refiere al PSR, también existen divergencias entre los partidarios de la acción directa y los laboristas de Kerenski, que decidieron luchar desde dentro del sistema.

La Primera Guerra Mundial puso de manifiesto nuevamente el desfase del régimen y la inutilidad de las reformas. Pero esta vez las críticas llegaban de todas partes: el pueblo, el ejército, los liberales, la oposición ilegal... Las consecuencias serían irreversibles: elevado número de muertos y pérdidas materiales, desorganización económica, crisis del poder político..., la caída del régimen resultaba inminente.

3.2. LAS REVOLUCIONES DE 1917.

3.2.1. Primera fase. La revolución de febrero.

Es consecuencia directa de la situación provocada en Rusia por la guerra mundial. Además, el riguroso invierno de 1917 ahondó las pésimas condiciones de vida de las masas urbanas y campesinas acuciadas por la falta de víveres.
Del 23 al 27 de febrero se pone en marcha el proceso revolucionario, que comienza con dos acontecimientos principales: la huelga de los obreros de Petrogrado y la protesta de las mujeres por la carestía de la vida. El movimiento se extiende con motines de soldados y la confraternización entre las tropas y la población civil a la que se había de reprimir.
La actividad revolucionaria presenta dos focos bien diferenciados: los soviets, que constituyen la organización clave para la concienciación de las masas y se erigen en motor de la revolución popular; son grupos de obreros y soldados, espontáneos y coordinadores de huelgas y movimientos de protesta: el 27 de febrero se constituye el “Comité Ejecutivo del Soviet Supremo” de Petrogrado, formado mayoritariamente por mencheviques, para encauzar la revolución. Y la Duma, que aún estando suspendida se había dirigido al zar para valorar los hechos. Ante la falta de respuesta se crea un “Comité para el restablecimiento del orden y las instituciones”, que pronto se transforma en el Primer Gobierno Provisional, presidido por el príncipe Lvov, con la participación de los diputados liberales (Kadet), progresistas y un miembro del soviet: Kerenski.
Los soviets aceptaron en primera instancia al nuevo gobierno, convencidos de la necesidad de una etapa burguesa antes de llevar a cabo la dictadura del proletariado. Con ello se sancionaba el talante democrático-burgués de esta primera fase revolucionaria, que concluye con la abdicación del zar Nicolás II en su hermano Miguel y la renuncia definitiva de éste.

3.2.2. Hacia la revolución de octubre.

La dualidad de poder (gobierno-soviets) manifestó su inestabilidad muy pronto. El gobierno de Lvov intentó llevar a cabo el proceso de transformación política de acuerdo con las promesas hechas en sus primeras declaraciones: jornada laboral de ocho horas, reconocimiento de independencia para Finlandia y Polonia, pero pospuso las grandes reformas hasta la celebración de una Asamblea Constituyente de la que habría de salir una constitución democrática y reformista. Su acción tropezó además con múltiples dificultades: la decisión de continuar la guerra contra Alemania intensificó el malestar del ejército, el retraso de las reformas sociales provocó nuevas protestas populares y los soviets pasaron directamente a la oposición política. De vuelta a Rusia, Lenin expone sus Tesis de abril; en ellas se establece la estrategia a seguir, que pasa por no sostener al Gobierno provisional y establecer un estado-comuna en manos del proletariado y los campesinos, basado en la dictadura revolucionaria de los soviets.
Durante el verano se suceden hasta cuatro gobiernos provisionales con Kerenski como hombre fuerte y un golpe de estado a cago del general Kornilov. Kerenski propone entonces una Conferencia democrática que aleje cualquier intento de involución (kerenschina), pero los bolcheviques se autoexcluyen considerando que sólo los soviets pueden representar el poder legítimo.

3.2.3. Segunda fase: la revolución de octubre.

El progreso de los bolcheviques fue evidente en las diez semanas que duró la Kerenschina, a lo que colaboraron su estrategia decidida y los errores ajenos.
Durante los días 24 y 25 de octubre (7 de noviembre occidental) estalla el levantamiento armado. Las milicias de los soviets ocupan el Palacio de Invierno, derrotan al Gobierno provisional, Kerenski huye, y deja el poder en manos de los soviets, cuyo congreso comenzaba horas más tarde.
Los bolcheviques acuden a él con el bagaje favorable de la acción revolucionaria; mencheviques y social-revolucionarios abandonan el congreso. Al día siguiente Lenin elige un Gobierno Obrero y Campesino de Comisarios del Pueblo, integrado sólo por bolcheviques: Lenin (presidencia), Trotski (asuntos exteriores), Stalin (nacionalidades) y Lunatcharski (educación), cuyas primeras medidas son: el establecimiento de una paz inmediata, la nacionalización de la tierra, el control obrero de la industria y el reconocimiento de la igualdad y soberanía de las nacionalidades.

4. LA ORGANIZACIÓN DEL NUEVO ESTADO.

Una vez en el poder, los problemas con los que se enfrentaba el nuevo gobierno bolchevique eran esencialmente cuatro:
1. Acabar con la participación de Rusia en la I Guerra Mundial.
2. Combatir la contrarrevolución.
3. Organizar administrativamente el Estado y la vida política.
4. Comenzar la reconstrucción económica.

1. Las negociaciones de paz con Alemania comenzaron en diciembre de 1917 (armisticio de Brest-Litovsk). Tras múltiples dificultades se concretaron en marzo de 1918 con la firma del tratado de Brest-Litovsk. Rusia perdía Finlandia, los países bálticos, Polonia, Ucrania y los países del Caúcaso, que se convertían en independientes, al tiempo, cedía Besarabia a Rumanía.
2. El acuerdo con Alemania no significó el establecimiento de la paz. Los antiguos aliados occidentales de Rusia, descontentos con la revolución y la firma unilateral de la paz, ocuparon algunas zonas del territorio ruso y apoyaron con dinero y armas al ejército blanco (contrarrevolucionarios). En 1920, tras la organización del ejército rojo por parte de Trotski, se llega a la victoria definitiva sobre las tropas del general Wrangel.
3. Durante este momento se llevan a cabo pasos decisivos para la institucionalización del poder. En julio de 1918 es aprobada la Constitución de la República Rusa, con carácter notablemente distinto a las liberales: el reconocimiento del voto es sólo para los que desarrollan un trabajo productivo y la división liberal de los poderes es sustituida por la concentración del poder en el Comité Central Ejecutivo de los Soviets. En 1922, se forma la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuyo texto constitucional (1924) establecía un régimen federal, reflejado en dos cámaras: el soviet de la Unión y el soviet de las nacionalidades.
4. La política económica del recién constituido gobierno bolchevique se dirigió a recuperar la capacidad productiva tras el conflicto: el Comunismo de Guerra (1918-1920), que supuso la adopción de un sistema socialista motivado por la necesidad de controlar rígidamente todos los recursos económicos y humanos para ganar la guerra civil. El nuevo sistema tendía a reorganizar la industria y el aumento de los bienes alimenticios a partir de una política centralista y autárquica. Estas medidas no dieron resultado: la producción industrial en 1920 era inferior a la de 1913 y se extendía el hambre.

5. LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA Y LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN (1921-27).

El X Congreso del Partido Comunista de Rusia se celebró en marzo de 1921, en medio de una profunda crisis. Se aprobó una Nueva Política Económica (NEP) basada en la flexibilización y el reconocimiento de una cierta propiedad privada como elemento decisivo para la recuperación del Estado:

- Restablecimiento del sistema monetario y las relaciones de mercado.
- Autonomía financiera y desnacionalización de las pequeñas industrias.
- Garantía de independencia a los trust estatales.
- Refuerzo de la producción de bienes de consumo.
- Sustitución de las requisas agrarias por un impuesto en especie (10% de la cosecha anual).
- Liberalización del mercado de trabajo.

La NEP suponía la vuelta parcial a la economía de mercado capitalista, Aún así, el Estado soviético se reservaba el control sobre la gran industria, los transportes, las finanzas, el comercio interior al por mayor y el comercio exterior. El resultado de su aplicación fue una notable recuperación.
Paralelamente al desarrollo de la NEP, continuó el proceso de organización interna. La URSS se edificó sobre dos sólidos pilares: Los soviets, pirámide de consejos electivos, desde los locales hasta el Congreso Nacional; y el Partido Comunista, organizado en Congresos, que eligen un Comité Central articulado por un secretariado, el orgburó y el politburó. Al mismo tiempo, se avanzó hacia la consolidación de un sistema monolítico: prohibición de facciones en el Partido Comunista, condena a los opositores, actuación de la policía secreta (GPU, rebautizada KGB) y creciente influencia de Stalin en el puesto de secretario general desde 1922.

6. LA ERA DE STALÍN (1928-53).

La muerte de Lenin en enero de 1924 provocó una auténtica lucha por la sucesión entre dos facciones del PCUS: los trotskistas, que consideran la NEP una claudicación ante el capitalismo y desean la pluralidad de opciones dentro del partido, y los estalinistas, que abogan por el centralismo y una rígida disciplina en el seno del mismo. El éxito de la NEP será la excusa para desplazar, desterrar y finalmente exiliar a Trotski en 1928, tras el XV Congreso del PCUS.

6.1. LA POLÍTICA ESTALINISTA.

Existen distintas interpretaciones sobre su carácter, según los autores: continuista, como evolución lógica de la centralización y el monopartidismo propugnado por Lenin; o rupturista, pues la sociedad comunista es sustituida por el Estado comunista. Sea como fuere, entre 1928-53 se llevó a cabo la extensión de un poder despótico de carácter autocrático.

6.1.1. Política interior.

Se produce una progresiva concentración del poder en manos de Stalin, mediante la eliminación de sus oponentes y de la “vieja guardia” bolchevique. En 1936, se promulga una nueva Constitución que otorgaba mayor poder al Partido Comunista. Formalmente, la URSS continuaba teniendo una estructura federal, aunque de manera efectiva el poder se centralizaba en Moscú al tiempo que se produce un proceso de rusificación del resto de las repúblicas.

6.1.2. Política exterior.

Se desarrolla a través de distintas etapas:
. 1928-34. De aislamiento internacional, como consecuencia de: la actitud proteccionista de los países, coincidiendo con la crisis del 29, el temor a que cunda el ejemplo ruso y la consolidación de Stalin en el poder,
. A partir de 1934, se produce una búsqueda de alianzas internacionales ante la amenaza que supone el expansionismo japonés y el ascenso de Hitler al poder. Se concreta en la adhesión a la Sociedad de Naciones en 1934 y la doctrina del “Frente Popular”, que supone la colaboración con las fuerzas izquierdistas europeas.
. En 1939, hay un acercamiento a Alemania, a través del Pacto de no agresión (agosto).
. En 1941, la URSS ingresa en el bloque aliado durante la II Guerra Mundial. Tras su finalización se le reconoce el papel de superpotencia, que implica un área de influencia (Telón de Acero), una organización militar (Pacto de Varsovia) y otra económica (COMECON).

6.2. LA ECONOMÍA ESTALINISTA.

Desde 1921 existía en Rusia un organismo planificador de la economía, el Gosplan, de carácter meramente consultivo. Esto facilitó que después del ascenso de Stalin al poder se pudiera poner en práctica su nuevo modelo económico, basado en el dirigismo y la planificación y orientado hacia dos aspectos esenciales: la colectivización de la agricultura y la industrialización a gran escala. Esto sólo pudo realizarse gracias a las medidas estatales adoptadas por el Gosplan, a partir de ahora con carácter ejecutor, encargado de elaborar Planes Quinquenales de producción:
. 1º (1929-33). Cuyo objetivo era multiplicar por tres la industria pesada y por cinco la electrificación.
. 2º (1934-38). Para agrupar las industrias en Kombinats, cuya producción es complementaria a la de la industria pesada.
. 3º (1938- II Guerra Mundial). Cuyo propósito es potenciar las industrias ligera y química.

Para conseguir estos objetivos fueron necesarios grandes sacrificios por parte de la población rusa: se prohibieron las huelgas y las reclamaciones sindicales, y se favoreció el trabajo estajanovista. Como resultado, en diez años la estructura social había cambiado radicalmente. La población rural disminuyó del 82 al 67%, mientras crecía la clase obrera. Se elevaron los salarios y mejoraron las condiciones de vida. Este espectacular despegue consolidó el poder absoluto de Stalin, favorecido más tarde por la victoria en la II Guerra Mundial. Así, el régimen se encargó de vender su imagen como la del padre de la nueva patria e impuso un culto personal hacia su figura, que no le trascendería tras su muerte en 1953.