El proceso revolucionario ruso es uno de los hitos históricos más importantes del siglo XX; implicó convertir en realidad un nuevo modo de organizar la sociedad a partir de los principios del socialismo que, hasta entonces, no habían pasado de lo puramente teórico. Además, el nuevo modelo adquiría dimensiones más significativas en un mundo acuciado por una crisis aguda de los sistemas liberales tras la Gran Guerra y se erigió en un posible camino de transformación económica para pueblos en vía de desarrollo, con la consiguiente repercusión en los procesos de descolonización iniciados tras la II Guerra Mundial.
RUSIA A COMIENZOS DEL SIGLO XX.
A mediados del siglo XIX la realidad histórica rusa era sumamente compleja y heterogénea, al confluir en ella una serie de rasgos de procedencia feudal y capitalista. El imperio de los zares se había enfrentado con los países occidentales en la guerra de Crimea (1853-56) y su derrota fue un claro índice del atraso general del país. De ahí que las fuerzas sociales dominantes se plantearan la necesidad de modernizar Rusia sin cambios drásticos, a través de una serie de medidas. La primera pasaba por la emancipación de los siervos (1861), más de 20 millones, intentando así liberalizar la mano de obra; la segunda, resultaba de conseguir el desarrollo de la actividad industrial en torno al textil y los ferrocarriles.
Las reformas económicas no se tradujeron, como vemos, en cambios políticos. El sistema ruso continuó siendo una autocracia cuyos pilares eran la nobleza, la burocracia, el ejército, la policía secreta y la Iglesia ortodoxa, y tan solo estaba alterada por ligeras tentativas de representatividad como la constitución de los Zemstvo (asambleas de distrito, por sufragio censitario) en 1864, y de las dumas municipales, en 1870.
En esta situación, y desde mediados del siglo XIX, se había ido constituyendo una oposición política centrada en varios grupos con diferentes intereses:
a) Los populistas. Con figuras como Bakunin o Herzen, advertían que el desarrollo del capitalismo no era viable en Rusia por el elevado número de campesino. Proponían, por tanto, una revolución de base agraria a partir de las mir (comunidades rurales).
b) Los marxistas. Escindidos del populismo y liderados por Plejanov, evidencian la necesidad de alcanzar un estadio capitalista que permita la transformación de la sociedad, a partir de la burguesía y el proletariado industrial. A fines del XIX, la organización evoluciona hasta convertirse en el Partido Socialista Revolucionario (PSR, eseritas), que desempeñará un importante papel en los procesos revolucionarios de 1905 y 1917. Pronto surgirán discrepancias entre quienes, como Lenin, discrepan de la inevitabilidad de una fase revolucionaria democrático-burguesa y proponen aunar los intereses de campesinos y obreros, o los que, como Trotski, otorgan preponderancia al obrero en el proceso revolucionario. En 1898, el grupo leninista fomenta la organización de la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera”, embrión del Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSRD), en cuyo segundo congreso (1903) se produce la escisión en dos tendencias, en relación con la organización del partido:
. Los mencheviques. Intentaban organizar un partido de masas, similar a los existentes en Europa Occidental; y en su planteamiento estratégico acabaron considerando que la revolución socialista sería el resultado final de un largo periodo de desarrollo económico, durante el cual la clase obrera se convertiría en mayoritaria.
. Los bolcheviques. Mayoritarios. Defendían una organización reducida y estructurada por “revolucionarios profesionales” que dirigieran los movimientos de las masas populares. Insistían en que, dada la fragilidad de la burguesía, debían ser los obreros, aliados del campesinado, quienes llevasen a cabo la revolución desde el inicio.
c) Los liberales. De menor importancia. Son de tendencia burguesa y se limitan a pedir respeto a los derechos del hombre, un régimen constitucional y algunas reformas sociales. En 1905, esta postura se concreta en la fundación del partido Constitucional-Demócrata (KD, Kadetes).
2. LAS REVOLUCIONES.
3.1. EL ENSAYO REVOLUCIONARIO: 1905.
Desde los inicios del siglo, las principales organizaciones políticas se iban forjando en las luchas sociales. Un hecho decisivo va a precipitar los acontecimientos: la guerra ruso-japonesa. El 22 de enero de 1905 se producen las primeras manifestaciones, que son reprimidas duramente. La represión dio lugar a un sucesión de huelgas generalizada, a la sublevación de algunas unidades de la marina (Potemkin), insurrecciones armadas y la constitución de un órgano revolucionario llamado a tener una gran repercusión: el soviet de San Petersburgo. La reacción del zar llegó meses más tarde en forma de tímidas reformas incluidas en el Manifiesto de Octubre y concretadas en la institución de una Duma nacional, elegida por sufragio censitario, y la liberalización de los campesinos respecto a los Mir.
En el POSDR, la revolución de 1905 terminó por acentuar las diferencias entre mencheviques y bolcheviques. Los primeros reafirman la necesidad de una fase democrático-burguesa en la que los soviets se constituirían en el elemento esencial de control y preparación del socialismo. Los bolcheviques, por el contrario, renegaban del liberalismo ruso contemplando sólo como posibles aliados del proletariado a los campesinos; los soviets no deberían asumir tareas de control, sino que serían los embriones de la dictadura del proletariado, dejando la organización revolucionaria al partido.
En lo que se refiere al PSR, también existen divergencias entre los partidarios de la acción directa y los laboristas de Kerenski, que decidieron luchar desde dentro del sistema.
La Primera Guerra Mundial puso de manifiesto nuevamente el desfase del régimen y la inutilidad de las reformas. Pero esta vez las críticas llegaban de todas partes: el pueblo, el ejército, los liberales, la oposición ilegal... Las consecuencias serían irreversibles: elevado número de muertos y pérdidas materiales, desorganización económica, crisis del poder político..., la caída del régimen resultaba inminente.
3.2. LAS REVOLUCIONES DE 1917.
3.2.1. Primera fase. La revolución de febrero.
Es consecuencia directa de la situación provocada en Rusia por la guerra mundial. Además, el riguroso invierno de 1917 ahondó las pésimas condiciones de vida de las masas urbanas y campesinas acuciadas por la falta de víveres.
Del 23 al 27 de febrero se pone en marcha el proceso revolucionario, que comienza con dos acontecimientos principales: la huelga de los obreros de Petrogrado y la protesta de las mujeres por la carestía de la vida. El movimiento se extiende con motines de soldados y la confraternización entre las tropas y la población civil a la que se había de reprimir.
La actividad revolucionaria presenta dos focos bien diferenciados: los soviets, que constituyen la organización clave para la concienciación de las masas y se erigen en motor de la revolución popular; son grupos de obreros y soldados, espontáneos y coordinadores de huelgas y movimientos de protesta: el 27 de febrero se constituye el “Comité Ejecutivo del Soviet Supremo” de Petrogrado, formado mayoritariamente por mencheviques, para encauzar la revolución. Y la Duma, que aún estando suspendida se había dirigido al zar para valorar los hechos. Ante la falta de respuesta se crea un “Comité para el restablecimiento del orden y las instituciones”, que pronto se transforma en el Primer Gobierno Provisional, presidido por el príncipe Lvov, con la participación de los diputados liberales (Kadet), progresistas y un miembro del soviet: Kerenski.
Los soviets aceptaron en primera instancia al nuevo gobierno, convencidos de la necesidad de una etapa burguesa antes de llevar a cabo la dictadura del proletariado. Con ello se sancionaba el talante democrático-burgués de esta primera fase revolucionaria, que concluye con la abdicación del zar Nicolás II en su hermano Miguel y la renuncia definitiva de éste.
3.2.2. Hacia la revolución de octubre.
La dualidad de poder (gobierno-soviets) manifestó su inestabilidad muy pronto. El gobierno de Lvov intentó llevar a cabo el proceso de transformación política de acuerdo con las promesas hechas en sus primeras declaraciones: jornada laboral de ocho horas, reconocimiento de independencia para Finlandia y Polonia, pero pospuso las grandes reformas hasta la celebración de una Asamblea Constituyente de la que habría de salir una constitución democrática y reformista. Su acción tropezó además con múltiples dificultades: la decisión de continuar la guerra contra Alemania intensificó el malestar del ejército, el retraso de las reformas sociales provocó nuevas protestas populares y los soviets pasaron directamente a la oposición política. De vuelta a Rusia, Lenin expone sus Tesis de abril; en ellas se establece la estrategia a seguir, que pasa por no sostener al Gobierno provisional y establecer un estado-comuna en manos del proletariado y los campesinos, basado en la dictadura revolucionaria de los soviets.
Durante el verano se suceden hasta cuatro gobiernos provisionales con Kerenski como hombre fuerte y un golpe de estado a cago del general Kornilov. Kerenski propone entonces una Conferencia democrática que aleje cualquier intento de involución (kerenschina), pero los bolcheviques se autoexcluyen considerando que sólo los soviets pueden representar el poder legítimo.
3.2.3. Segunda fase: la revolución de octubre.
El progreso de los bolcheviques fue evidente en las diez semanas que duró la Kerenschina, a lo que colaboraron su estrategia decidida y los errores ajenos.
Durante los días 24 y 25 de octubre (7 de noviembre occidental) estalla el levantamiento armado. Las milicias de los soviets ocupan el Palacio de Invierno, derrotan al Gobierno provisional, Kerenski huye, y deja el poder en manos de los soviets, cuyo congreso comenzaba horas más tarde.
Los bolcheviques acuden a él con el bagaje favorable de la acción revolucionaria; mencheviques y social-revolucionarios abandonan el congreso. Al día siguiente Lenin elige un Gobierno Obrero y Campesino de Comisarios del Pueblo, integrado sólo por bolcheviques: Lenin (presidencia), Trotski (asuntos exteriores), Stalin (nacionalidades) y Lunatcharski (educación), cuyas primeras medidas son: el establecimiento de una paz inmediata, la nacionalización de la tierra, el control obrero de la industria y el reconocimiento de la igualdad y soberanía de las nacionalidades.
4. LA ORGANIZACIÓN DEL NUEVO ESTADO.
Una vez en el poder, los problemas con los que se enfrentaba el nuevo gobierno bolchevique eran esencialmente cuatro:
1. Acabar con la participación de Rusia en la I Guerra Mundial.
2. Combatir la contrarrevolución.
3. Organizar administrativamente el Estado y la vida política.
4. Comenzar la reconstrucción económica.
1. Las negociaciones de paz con Alemania comenzaron en diciembre de 1917 (armisticio de Brest-Litovsk). Tras múltiples dificultades se concretaron en marzo de 1918 con la firma del tratado de Brest-Litovsk. Rusia perdía Finlandia, los países bálticos, Polonia, Ucrania y los países del Caúcaso, que se convertían en independientes, al tiempo, cedía Besarabia a Rumanía.
2. El acuerdo con Alemania no significó el establecimiento de la paz. Los antiguos aliados occidentales de Rusia, descontentos con la revolución y la firma unilateral de la paz, ocuparon algunas zonas del territorio ruso y apoyaron con dinero y armas al ejército blanco (contrarrevolucionarios). En 1920, tras la organización del ejército rojo por parte de Trotski, se llega a la victoria definitiva sobre las tropas del general Wrangel.
3. Durante este momento se llevan a cabo pasos decisivos para la institucionalización del poder. En julio de 1918 es aprobada la Constitución de la República Rusa, con carácter notablemente distinto a las liberales: el reconocimiento del voto es sólo para los que desarrollan un trabajo productivo y la división liberal de los poderes es sustituida por la concentración del poder en el Comité Central Ejecutivo de los Soviets. En 1922, se forma la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuyo texto constitucional (1924) establecía un régimen federal, reflejado en dos cámaras: el soviet de la Unión y el soviet de las nacionalidades.
4. La política económica del recién constituido gobierno bolchevique se dirigió a recuperar la capacidad productiva tras el conflicto: el Comunismo de Guerra (1918-1920), que supuso la adopción de un sistema socialista motivado por la necesidad de controlar rígidamente todos los recursos económicos y humanos para ganar la guerra civil. El nuevo sistema tendía a reorganizar la industria y el aumento de los bienes alimenticios a partir de una política centralista y autárquica. Estas medidas no dieron resultado: la producción industrial en 1920 era inferior a la de 1913 y se extendía el hambre.
5. LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA Y LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN (1921-27).
El X Congreso del Partido Comunista de Rusia se celebró en marzo de 1921, en medio de una profunda crisis. Se aprobó una Nueva Política Económica (NEP) basada en la flexibilización y el reconocimiento de una cierta propiedad privada como elemento decisivo para la recuperación del Estado:
- Restablecimiento del sistema monetario y las relaciones de mercado.
- Autonomía financiera y desnacionalización de las pequeñas industrias.
- Garantía de independencia a los trust estatales.
- Refuerzo de la producción de bienes de consumo.
- Sustitución de las requisas agrarias por un impuesto en especie (10% de la cosecha anual).
- Liberalización del mercado de trabajo.
La NEP suponía la vuelta parcial a la economía de mercado capitalista, Aún así, el Estado soviético se reservaba el control sobre la gran industria, los transportes, las finanzas, el comercio interior al por mayor y el comercio exterior. El resultado de su aplicación fue una notable recuperación.
Paralelamente al desarrollo de la NEP, continuó el proceso de organización interna. La URSS se edificó sobre dos sólidos pilares: Los soviets, pirámide de consejos electivos, desde los locales hasta el Congreso Nacional; y el Partido Comunista, organizado en Congresos, que eligen un Comité Central articulado por un secretariado, el orgburó y el politburó. Al mismo tiempo, se avanzó hacia la consolidación de un sistema monolítico: prohibición de facciones en el Partido Comunista, condena a los opositores, actuación de la policía secreta (GPU, rebautizada KGB) y creciente influencia de Stalin en el puesto de secretario general desde 1922.
6. LA ERA DE STALÍN (1928-53).
La muerte de Lenin en enero de 1924 provocó una auténtica lucha por la sucesión entre dos facciones del PCUS: los trotskistas, que consideran la NEP una claudicación ante el capitalismo y desean la pluralidad de opciones dentro del partido, y los estalinistas, que abogan por el centralismo y una rígida disciplina en el seno del mismo. El éxito de la NEP será la excusa para desplazar, desterrar y finalmente exiliar a Trotski en 1928, tras el XV Congreso del PCUS.
6.1. LA POLÍTICA ESTALINISTA.
Existen distintas interpretaciones sobre su carácter, según los autores: continuista, como evolución lógica de la centralización y el monopartidismo propugnado por Lenin; o rupturista, pues la sociedad comunista es sustituida por el Estado comunista. Sea como fuere, entre 1928-53 se llevó a cabo la extensión de un poder despótico de carácter autocrático.
6.1.1. Política interior.
Se produce una progresiva concentración del poder en manos de Stalin, mediante la eliminación de sus oponentes y de la “vieja guardia” bolchevique. En 1936, se promulga una nueva Constitución que otorgaba mayor poder al Partido Comunista. Formalmente, la URSS continuaba teniendo una estructura federal, aunque de manera efectiva el poder se centralizaba en Moscú al tiempo que se produce un proceso de rusificación del resto de las repúblicas.
6.1.2. Política exterior.
Se desarrolla a través de distintas etapas:
. 1928-34. De aislamiento internacional, como consecuencia de: la actitud proteccionista de los países, coincidiendo con la crisis del 29, el temor a que cunda el ejemplo ruso y la consolidación de Stalin en el poder,
. A partir de 1934, se produce una búsqueda de alianzas internacionales ante la amenaza que supone el expansionismo japonés y el ascenso de Hitler al poder. Se concreta en la adhesión a la Sociedad de Naciones en 1934 y la doctrina del “Frente Popular”, que supone la colaboración con las fuerzas izquierdistas europeas.
. En 1939, hay un acercamiento a Alemania, a través del Pacto de no agresión (agosto).
. En 1941, la URSS ingresa en el bloque aliado durante la II Guerra Mundial. Tras su finalización se le reconoce el papel de superpotencia, que implica un área de influencia (Telón de Acero), una organización militar (Pacto de Varsovia) y otra económica (COMECON).
6.2. LA ECONOMÍA ESTALINISTA.
Desde 1921 existía en Rusia un organismo planificador de la economía, el Gosplan, de carácter meramente consultivo. Esto facilitó que después del ascenso de Stalin al poder se pudiera poner en práctica su nuevo modelo económico, basado en el dirigismo y la planificación y orientado hacia dos aspectos esenciales: la colectivización de la agricultura y la industrialización a gran escala. Esto sólo pudo realizarse gracias a las medidas estatales adoptadas por el Gosplan, a partir de ahora con carácter ejecutor, encargado de elaborar Planes Quinquenales de producción:
. 1º (1929-33). Cuyo objetivo era multiplicar por tres la industria pesada y por cinco la electrificación.
. 2º (1934-38). Para agrupar las industrias en Kombinats, cuya producción es complementaria a la de la industria pesada.
. 3º (1938- II Guerra Mundial). Cuyo propósito es potenciar las industrias ligera y química.
Para conseguir estos objetivos fueron necesarios grandes sacrificios por parte de la población rusa: se prohibieron las huelgas y las reclamaciones sindicales, y se favoreció el trabajo estajanovista. Como resultado, en diez años la estructura social había cambiado radicalmente. La población rural disminuyó del 82 al 67%, mientras crecía la clase obrera. Se elevaron los salarios y mejoraron las condiciones de vida. Este espectacular despegue consolidó el poder absoluto de Stalin, favorecido más tarde por la victoria en la II Guerra Mundial. Así, el régimen se encargó de vender su imagen como la del padre de la nueva patria e impuso un culto personal hacia su figura, que no le trascendería tras su muerte en 1953.
RUSIA A COMIENZOS DEL SIGLO XX.
A mediados del siglo XIX la realidad histórica rusa era sumamente compleja y heterogénea, al confluir en ella una serie de rasgos de procedencia feudal y capitalista. El imperio de los zares se había enfrentado con los países occidentales en la guerra de Crimea (1853-56) y su derrota fue un claro índice del atraso general del país. De ahí que las fuerzas sociales dominantes se plantearan la necesidad de modernizar Rusia sin cambios drásticos, a través de una serie de medidas. La primera pasaba por la emancipación de los siervos (1861), más de 20 millones, intentando así liberalizar la mano de obra; la segunda, resultaba de conseguir el desarrollo de la actividad industrial en torno al textil y los ferrocarriles.
Las reformas económicas no se tradujeron, como vemos, en cambios políticos. El sistema ruso continuó siendo una autocracia cuyos pilares eran la nobleza, la burocracia, el ejército, la policía secreta y la Iglesia ortodoxa, y tan solo estaba alterada por ligeras tentativas de representatividad como la constitución de los Zemstvo (asambleas de distrito, por sufragio censitario) en 1864, y de las dumas municipales, en 1870.
En esta situación, y desde mediados del siglo XIX, se había ido constituyendo una oposición política centrada en varios grupos con diferentes intereses:
a) Los populistas. Con figuras como Bakunin o Herzen, advertían que el desarrollo del capitalismo no era viable en Rusia por el elevado número de campesino. Proponían, por tanto, una revolución de base agraria a partir de las mir (comunidades rurales).
b) Los marxistas. Escindidos del populismo y liderados por Plejanov, evidencian la necesidad de alcanzar un estadio capitalista que permita la transformación de la sociedad, a partir de la burguesía y el proletariado industrial. A fines del XIX, la organización evoluciona hasta convertirse en el Partido Socialista Revolucionario (PSR, eseritas), que desempeñará un importante papel en los procesos revolucionarios de 1905 y 1917. Pronto surgirán discrepancias entre quienes, como Lenin, discrepan de la inevitabilidad de una fase revolucionaria democrático-burguesa y proponen aunar los intereses de campesinos y obreros, o los que, como Trotski, otorgan preponderancia al obrero en el proceso revolucionario. En 1898, el grupo leninista fomenta la organización de la “Unión de lucha por la emancipación de la clase obrera”, embrión del Partido Obrero Social Demócrata Ruso (POSRD), en cuyo segundo congreso (1903) se produce la escisión en dos tendencias, en relación con la organización del partido:
. Los mencheviques. Intentaban organizar un partido de masas, similar a los existentes en Europa Occidental; y en su planteamiento estratégico acabaron considerando que la revolución socialista sería el resultado final de un largo periodo de desarrollo económico, durante el cual la clase obrera se convertiría en mayoritaria.
. Los bolcheviques. Mayoritarios. Defendían una organización reducida y estructurada por “revolucionarios profesionales” que dirigieran los movimientos de las masas populares. Insistían en que, dada la fragilidad de la burguesía, debían ser los obreros, aliados del campesinado, quienes llevasen a cabo la revolución desde el inicio.
c) Los liberales. De menor importancia. Son de tendencia burguesa y se limitan a pedir respeto a los derechos del hombre, un régimen constitucional y algunas reformas sociales. En 1905, esta postura se concreta en la fundación del partido Constitucional-Demócrata (KD, Kadetes).
2. LAS REVOLUCIONES.
3.1. EL ENSAYO REVOLUCIONARIO: 1905.
Desde los inicios del siglo, las principales organizaciones políticas se iban forjando en las luchas sociales. Un hecho decisivo va a precipitar los acontecimientos: la guerra ruso-japonesa. El 22 de enero de 1905 se producen las primeras manifestaciones, que son reprimidas duramente. La represión dio lugar a un sucesión de huelgas generalizada, a la sublevación de algunas unidades de la marina (Potemkin), insurrecciones armadas y la constitución de un órgano revolucionario llamado a tener una gran repercusión: el soviet de San Petersburgo. La reacción del zar llegó meses más tarde en forma de tímidas reformas incluidas en el Manifiesto de Octubre y concretadas en la institución de una Duma nacional, elegida por sufragio censitario, y la liberalización de los campesinos respecto a los Mir.
En el POSDR, la revolución de 1905 terminó por acentuar las diferencias entre mencheviques y bolcheviques. Los primeros reafirman la necesidad de una fase democrático-burguesa en la que los soviets se constituirían en el elemento esencial de control y preparación del socialismo. Los bolcheviques, por el contrario, renegaban del liberalismo ruso contemplando sólo como posibles aliados del proletariado a los campesinos; los soviets no deberían asumir tareas de control, sino que serían los embriones de la dictadura del proletariado, dejando la organización revolucionaria al partido.
En lo que se refiere al PSR, también existen divergencias entre los partidarios de la acción directa y los laboristas de Kerenski, que decidieron luchar desde dentro del sistema.
La Primera Guerra Mundial puso de manifiesto nuevamente el desfase del régimen y la inutilidad de las reformas. Pero esta vez las críticas llegaban de todas partes: el pueblo, el ejército, los liberales, la oposición ilegal... Las consecuencias serían irreversibles: elevado número de muertos y pérdidas materiales, desorganización económica, crisis del poder político..., la caída del régimen resultaba inminente.
3.2. LAS REVOLUCIONES DE 1917.
3.2.1. Primera fase. La revolución de febrero.
Es consecuencia directa de la situación provocada en Rusia por la guerra mundial. Además, el riguroso invierno de 1917 ahondó las pésimas condiciones de vida de las masas urbanas y campesinas acuciadas por la falta de víveres.
Del 23 al 27 de febrero se pone en marcha el proceso revolucionario, que comienza con dos acontecimientos principales: la huelga de los obreros de Petrogrado y la protesta de las mujeres por la carestía de la vida. El movimiento se extiende con motines de soldados y la confraternización entre las tropas y la población civil a la que se había de reprimir.
La actividad revolucionaria presenta dos focos bien diferenciados: los soviets, que constituyen la organización clave para la concienciación de las masas y se erigen en motor de la revolución popular; son grupos de obreros y soldados, espontáneos y coordinadores de huelgas y movimientos de protesta: el 27 de febrero se constituye el “Comité Ejecutivo del Soviet Supremo” de Petrogrado, formado mayoritariamente por mencheviques, para encauzar la revolución. Y la Duma, que aún estando suspendida se había dirigido al zar para valorar los hechos. Ante la falta de respuesta se crea un “Comité para el restablecimiento del orden y las instituciones”, que pronto se transforma en el Primer Gobierno Provisional, presidido por el príncipe Lvov, con la participación de los diputados liberales (Kadet), progresistas y un miembro del soviet: Kerenski.
Los soviets aceptaron en primera instancia al nuevo gobierno, convencidos de la necesidad de una etapa burguesa antes de llevar a cabo la dictadura del proletariado. Con ello se sancionaba el talante democrático-burgués de esta primera fase revolucionaria, que concluye con la abdicación del zar Nicolás II en su hermano Miguel y la renuncia definitiva de éste.
3.2.2. Hacia la revolución de octubre.
La dualidad de poder (gobierno-soviets) manifestó su inestabilidad muy pronto. El gobierno de Lvov intentó llevar a cabo el proceso de transformación política de acuerdo con las promesas hechas en sus primeras declaraciones: jornada laboral de ocho horas, reconocimiento de independencia para Finlandia y Polonia, pero pospuso las grandes reformas hasta la celebración de una Asamblea Constituyente de la que habría de salir una constitución democrática y reformista. Su acción tropezó además con múltiples dificultades: la decisión de continuar la guerra contra Alemania intensificó el malestar del ejército, el retraso de las reformas sociales provocó nuevas protestas populares y los soviets pasaron directamente a la oposición política. De vuelta a Rusia, Lenin expone sus Tesis de abril; en ellas se establece la estrategia a seguir, que pasa por no sostener al Gobierno provisional y establecer un estado-comuna en manos del proletariado y los campesinos, basado en la dictadura revolucionaria de los soviets.
Durante el verano se suceden hasta cuatro gobiernos provisionales con Kerenski como hombre fuerte y un golpe de estado a cago del general Kornilov. Kerenski propone entonces una Conferencia democrática que aleje cualquier intento de involución (kerenschina), pero los bolcheviques se autoexcluyen considerando que sólo los soviets pueden representar el poder legítimo.
3.2.3. Segunda fase: la revolución de octubre.
El progreso de los bolcheviques fue evidente en las diez semanas que duró la Kerenschina, a lo que colaboraron su estrategia decidida y los errores ajenos.
Durante los días 24 y 25 de octubre (7 de noviembre occidental) estalla el levantamiento armado. Las milicias de los soviets ocupan el Palacio de Invierno, derrotan al Gobierno provisional, Kerenski huye, y deja el poder en manos de los soviets, cuyo congreso comenzaba horas más tarde.
Los bolcheviques acuden a él con el bagaje favorable de la acción revolucionaria; mencheviques y social-revolucionarios abandonan el congreso. Al día siguiente Lenin elige un Gobierno Obrero y Campesino de Comisarios del Pueblo, integrado sólo por bolcheviques: Lenin (presidencia), Trotski (asuntos exteriores), Stalin (nacionalidades) y Lunatcharski (educación), cuyas primeras medidas son: el establecimiento de una paz inmediata, la nacionalización de la tierra, el control obrero de la industria y el reconocimiento de la igualdad y soberanía de las nacionalidades.
4. LA ORGANIZACIÓN DEL NUEVO ESTADO.
Una vez en el poder, los problemas con los que se enfrentaba el nuevo gobierno bolchevique eran esencialmente cuatro:
1. Acabar con la participación de Rusia en la I Guerra Mundial.
2. Combatir la contrarrevolución.
3. Organizar administrativamente el Estado y la vida política.
4. Comenzar la reconstrucción económica.
1. Las negociaciones de paz con Alemania comenzaron en diciembre de 1917 (armisticio de Brest-Litovsk). Tras múltiples dificultades se concretaron en marzo de 1918 con la firma del tratado de Brest-Litovsk. Rusia perdía Finlandia, los países bálticos, Polonia, Ucrania y los países del Caúcaso, que se convertían en independientes, al tiempo, cedía Besarabia a Rumanía.
2. El acuerdo con Alemania no significó el establecimiento de la paz. Los antiguos aliados occidentales de Rusia, descontentos con la revolución y la firma unilateral de la paz, ocuparon algunas zonas del territorio ruso y apoyaron con dinero y armas al ejército blanco (contrarrevolucionarios). En 1920, tras la organización del ejército rojo por parte de Trotski, se llega a la victoria definitiva sobre las tropas del general Wrangel.
3. Durante este momento se llevan a cabo pasos decisivos para la institucionalización del poder. En julio de 1918 es aprobada la Constitución de la República Rusa, con carácter notablemente distinto a las liberales: el reconocimiento del voto es sólo para los que desarrollan un trabajo productivo y la división liberal de los poderes es sustituida por la concentración del poder en el Comité Central Ejecutivo de los Soviets. En 1922, se forma la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, cuyo texto constitucional (1924) establecía un régimen federal, reflejado en dos cámaras: el soviet de la Unión y el soviet de las nacionalidades.
4. La política económica del recién constituido gobierno bolchevique se dirigió a recuperar la capacidad productiva tras el conflicto: el Comunismo de Guerra (1918-1920), que supuso la adopción de un sistema socialista motivado por la necesidad de controlar rígidamente todos los recursos económicos y humanos para ganar la guerra civil. El nuevo sistema tendía a reorganizar la industria y el aumento de los bienes alimenticios a partir de una política centralista y autárquica. Estas medidas no dieron resultado: la producción industrial en 1920 era inferior a la de 1913 y se extendía el hambre.
5. LA NUEVA POLÍTICA ECONÓMICA Y LA CONSOLIDACIÓN DEL RÉGIMEN (1921-27).
El X Congreso del Partido Comunista de Rusia se celebró en marzo de 1921, en medio de una profunda crisis. Se aprobó una Nueva Política Económica (NEP) basada en la flexibilización y el reconocimiento de una cierta propiedad privada como elemento decisivo para la recuperación del Estado:
- Restablecimiento del sistema monetario y las relaciones de mercado.
- Autonomía financiera y desnacionalización de las pequeñas industrias.
- Garantía de independencia a los trust estatales.
- Refuerzo de la producción de bienes de consumo.
- Sustitución de las requisas agrarias por un impuesto en especie (10% de la cosecha anual).
- Liberalización del mercado de trabajo.
La NEP suponía la vuelta parcial a la economía de mercado capitalista, Aún así, el Estado soviético se reservaba el control sobre la gran industria, los transportes, las finanzas, el comercio interior al por mayor y el comercio exterior. El resultado de su aplicación fue una notable recuperación.
Paralelamente al desarrollo de la NEP, continuó el proceso de organización interna. La URSS se edificó sobre dos sólidos pilares: Los soviets, pirámide de consejos electivos, desde los locales hasta el Congreso Nacional; y el Partido Comunista, organizado en Congresos, que eligen un Comité Central articulado por un secretariado, el orgburó y el politburó. Al mismo tiempo, se avanzó hacia la consolidación de un sistema monolítico: prohibición de facciones en el Partido Comunista, condena a los opositores, actuación de la policía secreta (GPU, rebautizada KGB) y creciente influencia de Stalin en el puesto de secretario general desde 1922.
6. LA ERA DE STALÍN (1928-53).
La muerte de Lenin en enero de 1924 provocó una auténtica lucha por la sucesión entre dos facciones del PCUS: los trotskistas, que consideran la NEP una claudicación ante el capitalismo y desean la pluralidad de opciones dentro del partido, y los estalinistas, que abogan por el centralismo y una rígida disciplina en el seno del mismo. El éxito de la NEP será la excusa para desplazar, desterrar y finalmente exiliar a Trotski en 1928, tras el XV Congreso del PCUS.
6.1. LA POLÍTICA ESTALINISTA.
Existen distintas interpretaciones sobre su carácter, según los autores: continuista, como evolución lógica de la centralización y el monopartidismo propugnado por Lenin; o rupturista, pues la sociedad comunista es sustituida por el Estado comunista. Sea como fuere, entre 1928-53 se llevó a cabo la extensión de un poder despótico de carácter autocrático.
6.1.1. Política interior.
Se produce una progresiva concentración del poder en manos de Stalin, mediante la eliminación de sus oponentes y de la “vieja guardia” bolchevique. En 1936, se promulga una nueva Constitución que otorgaba mayor poder al Partido Comunista. Formalmente, la URSS continuaba teniendo una estructura federal, aunque de manera efectiva el poder se centralizaba en Moscú al tiempo que se produce un proceso de rusificación del resto de las repúblicas.
6.1.2. Política exterior.
Se desarrolla a través de distintas etapas:
. 1928-34. De aislamiento internacional, como consecuencia de: la actitud proteccionista de los países, coincidiendo con la crisis del 29, el temor a que cunda el ejemplo ruso y la consolidación de Stalin en el poder,
. A partir de 1934, se produce una búsqueda de alianzas internacionales ante la amenaza que supone el expansionismo japonés y el ascenso de Hitler al poder. Se concreta en la adhesión a la Sociedad de Naciones en 1934 y la doctrina del “Frente Popular”, que supone la colaboración con las fuerzas izquierdistas europeas.
. En 1939, hay un acercamiento a Alemania, a través del Pacto de no agresión (agosto).
. En 1941, la URSS ingresa en el bloque aliado durante la II Guerra Mundial. Tras su finalización se le reconoce el papel de superpotencia, que implica un área de influencia (Telón de Acero), una organización militar (Pacto de Varsovia) y otra económica (COMECON).
6.2. LA ECONOMÍA ESTALINISTA.
Desde 1921 existía en Rusia un organismo planificador de la economía, el Gosplan, de carácter meramente consultivo. Esto facilitó que después del ascenso de Stalin al poder se pudiera poner en práctica su nuevo modelo económico, basado en el dirigismo y la planificación y orientado hacia dos aspectos esenciales: la colectivización de la agricultura y la industrialización a gran escala. Esto sólo pudo realizarse gracias a las medidas estatales adoptadas por el Gosplan, a partir de ahora con carácter ejecutor, encargado de elaborar Planes Quinquenales de producción:
. 1º (1929-33). Cuyo objetivo era multiplicar por tres la industria pesada y por cinco la electrificación.
. 2º (1934-38). Para agrupar las industrias en Kombinats, cuya producción es complementaria a la de la industria pesada.
. 3º (1938- II Guerra Mundial). Cuyo propósito es potenciar las industrias ligera y química.
Para conseguir estos objetivos fueron necesarios grandes sacrificios por parte de la población rusa: se prohibieron las huelgas y las reclamaciones sindicales, y se favoreció el trabajo estajanovista. Como resultado, en diez años la estructura social había cambiado radicalmente. La población rural disminuyó del 82 al 67%, mientras crecía la clase obrera. Se elevaron los salarios y mejoraron las condiciones de vida. Este espectacular despegue consolidó el poder absoluto de Stalin, favorecido más tarde por la victoria en la II Guerra Mundial. Así, el régimen se encargó de vender su imagen como la del padre de la nueva patria e impuso un culto personal hacia su figura, que no le trascendería tras su muerte en 1953.
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