El atentado de Sarajevo
El archiduque Francisco Fernando de Austria (1863-1914) y su esposa, la condesa Sofía (1868-1914), acababan de visitar al emperador alemán Guillermo II de Prusia y llegaron a Sarajevo para presenciar la clausura de maniobras militares de las fuerzas armadas austríacas en Bosnia. En el camino hacia el centro de Sarajevo, el convoy de vehículos tuvo que desplazarse relativamente despacio, lo que fue muy propicio a los planes de los asesinos que los acechaban.
Un primer intento fracasa
El primer intento de asesinato fracasó debido al sereno movimiento de una mano del heredero del trono. Con el rabillo del ojo vio algo negro que se acercaba volando, hizo un movimiento de protección con la mano, atinando a la granada de mano y lanzándola lejos del automóvil. El explosivo cayó delante del vehículo que le seguía, y al estallar hirió a dos de sus ocupantes. El criminal trató de suicidarse ingiriendo cianuro pero el veneno no surtió efecto provocándole tan sólo fuertes vómitos. Fue detenido por los transeúntes mientras que el convoy del archiduque aceleró la marcha hacia el Palacio Municipal. Ahí fue decidido continuar el camino hacia el lugar en donde tendrían lugar las maniobras militares, pero a través de otra ruta.
Poco después de iniciado el camino, un conductor de uno de los vehículos que precedían el convoy, se percató de que habían elegido un camino equivocado. Los vehículos tuvieron que regresar a marcha lenta. Un segundo asesino se había apostado en las inmediaciones y aprovechando un momento propicio disparó con su pistola dos veces contra Francisco Fernando, atravesándole la arteria carótida. Sofía fue herida gravemente en el abdomen. El asesino ingirió una cápsula de cianuro, que tampoco tuvo el efecto deseado. Mientras que el hombre era detenido por una muchedumbre enardecida, Francisco Fernando y su esposa Sofía morían dentro del vehículo a consecuencia de los disparos.
Los interrogatorios de los asesinos dieron como resultado que ambos eran seguidores de un movimiento paneslavo. Pertenecían a una organización respaldada por Rusia, que buscaba la unificación de todos los pueblos eslavos. Dado que en el Imperio Austro-Húngaro vivían muchos eslavos, el heredero de la corona austríaca había sido elegido desde hacía tiempo como blanco de un atentado.
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