domingo, 17 de octubre de 2010

1. EL ANTIGUO RÉGIMEN. Cultura y arte.

1.5. La cultura durante el Antiguo Régimen.
La transición de la Edad Media a la Moderna está caracterizada por el Renacimiento y el Humanismo, movimientos de recuperación de los valores de la Antigüedad clásica que afectaban a todos los aspectos de la cultura y el arte. Ambos movimientos defendían una visión libre y racional del mundo, inspirada en el hombre como centro esencial del universo.
Esta concepción cultural tendrá continuidad en el siglo XVII a través del Barroco, aunque condicionada por las nuevas realidades históricas: el absolutismo y la contrarreforma, que darán lugar a un cambio de mentalidad, menos serena y optimista y más exaltada y mística.
El barroco fue un periodo en el que florecieron todas las ramas de la cultura y la ciencia. En filosofía se desarrollaron el racionalismo (Descartes) y el empirismo (Bacon y Hume). La literatura vivió uno de los momentos de mayor esplendor con figuras como Shakespeare (Inglaterra), Moliere (Francia) o Cervantes (España). Y la música se convirtió en elemento esencial de las principales cortes europeas del momento con autores como Bach, Haendel o Vivaldi. El arte, por su parte, siguió viviendo de los repertorios grecolatinos mediatizados ahora por el deseo de exaltar al espectador. Artistas como Bernini, Rubens, Rembrandt o Velázquez supieron plasmar en sus obras la pasión de la época a través de obras llenas de movimiento y exuberancia que están entre los mejores logros de la historia del arte universal.
Finalmente, la ciencia llevó a cabo numerosos e importantes progresos: Galileo demostró la exactitud científica del heliocentrismo, Kepler formuló las leyes que rigen las órbitas de los planetas y Newton la de la gravitación universal.
Durante el siglo XVIII, la corriente racionalista evolucionó hacia facetas más amplias con las que se querían dar soluciones a los problemas sociales, aumentar la confianza en el ser humano y lograr más altas cotas de progreso y felicidad. La Ilustración pretendía así acabar con las tinieblas de la superstición y la ignorancia mediante la razón y la educación, poner en práctica los descubrimientos científicos y aplicar las aportaciones filosóficas a la sociedad y la política. Esta nueva corriente surgida en Francia y extendida después por toda Europa, tuvo como principales representantes a Diderot, D´Alembert o Voltaire, y su ámbito de difusión los salones, las academias, la prensa y todo tipo de publicaciones. Su expresión artística fue el Neoclasicismo, una mirada mimética hacia lo griego y lo romano a través de la sencillez y el equilibrio de la razón. Antonio Canova y Jacques Louis David son dos de los grandes maestros del periodo.

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